En Río, nuestra visión debe ser clara, dice Ban Ki-moon, el secretario de las Naciones Unidas en la presentación de la cumbre: “una economía verde sustentable que proteja la salud del ambiente a la vez que aliente las
Metas de Desarrollo del Milenio a través del incremento del trabajo decente y la erradicación de la pobreza”. 1
La expectativa, se sabe, es grande. Pero también grandes han sido las decepciones de las últimas cumbres sobre cambio climático organizadas también por la ONU, por ejemplo, con la especulación de los grandes generadores; Estados Unidos y China, el lobby de las grandes corporaciones petroleras boicoteando la posibilidad de un acuerdo para reducir las emisiones de gases contaminantes con el consiguiente impulso a fuentes de energía limpias.
Pese a todo, los países y representantes de todo el mundo, las organizaciones de la sociedad civil y sus activistas se darán cita en Brasil, la potencia emergente latinoamericana, durante el mes de Junio para tratar temas cómo la transición a economías verdes con foco en la erradicación de la pobreza, la protección de los ecosistemas marinos con políticas para detener el flagelo de la sobrepesca, la generación de ciudades más eficientes, el impulso a las energías renovables, un manejo más eficiente de los bosques para evitar la desforestación y para proteger la biodiversidad, o el manejo adecuado del agua para asegurar la disponibilidad del recurso y combatir la desertificación.
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Lucas Germán Burgos de:
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